Tecnología Educativa post pandemia: ¿Moda, Necesidad?
En estas semanas estamos viviendo uno de los cierres de año escolar más complejos y a la vez más esperados de los últimos años. Toda la tensión acumulada por la comunidad educativa durante estos largos meses de pandemia, finalmente será recompensada con unas merecidas y esperadas semanas de vacaciones. Si bien se terminan las clases, se abren las incertidumbres frente al 2022, ya que todo indica que la pandemia nos seguirá acompañando un tiempo más. Esta realidad hace que los equipos directivos deban reflexionar acerca de los aprendizajes obtenidos durante la pandemia y sus aplicaciones en los próximos meses y por qué no, años.
Uno de los acompañantes destacados de la actividad escolar en pandemia ha sido la tecnología, que hasta ese momento era únicamente una invitada eventual a las sesiones de clases, y en los últimos meses se convirtió en la protagonista del proceso de enseñanza y aprendizaje, al ser el vehículo y canal por el que se desencadenada toda la comunicación entre profesores y estudiantes. Esto provocó que profesores y equipos técnicos tuvieran que acelerar un proceso de adopción intensiva en el uso de las TICs para minimizar los impactos que la pandemia previsiblemente iba a provocar en los aprendizajes esperados de nuestros estudiantes.
En el caso particular de Chile, los resultados del Diagnóstico Integral de Aprendizaje publicados por el Ministerio de Educación confirman los deficientes resultados educativos en el país durante la pandemia. Este estudio refleja que un 60% de los estudiantes entre 6º Básico y III Medio no ha alcanzado los logros esperados en las dos competencias claves medidas -lectura y matemáticas- a pesar del currículum priorizado que disminuyó de forma significativa los objetivos de aprendizaje esperados. Adicionalmente, y como era de esperar, los resultados demuestran una gran brecha de acuerdo al perfil socioeconómico: un 45% de logro los más ricos, frente al 28% en los sectores más vulnerables.
La contingencia sanitaria provocada por el COVID-19 dejó en evidencia las carencias del sector educativo en el uso efectivo de las tecnologías para los procesos educativos y de gestión escolar. Sin profundizar en la brecha de equipamiento y conectividad que se producen en los diferentes estratos socioeconómicos, y si solamente nos enfocamos en el uso de tecnología, el profesorado en general no estaba preparado para asumir un uso tan central e intensivo de la tecnología en su labor docente, y los equipos directivos tampoco contaban con las herramientas y las competencias para poder apoyar en la gestión de este escenario inesperado para todos.
Si bien el año 2022 se plantea con presencialidad total, no sabemos realmente cómo se comportará la pandemia y qué incidencia pueden tener sus nuevas cepas en el mix de presencialidad y virtualidad en el próximo año escolar. Ante esta incertidumbre, los equipos directivos comprometidos con la educación y el futuro de sus estudiantes, deben promover una oferta de formación de las TICs adecuada y orientada al perfil actual de sus docentes y de los estudiantes que éstos atienden; no queda otra solución. Los profesores han hecho un ejercicio estoico de supervivencia sin tener el entrenamiento adecuado para el escenario que les ha tocado vivir, pero los resultados obtenidos por los estudiantes nos demuestran que la adaptación y la capacitación a la que tuvieron que someterse rápidamente no fue ni suficiente ni adecuada. Es labor de los equipos directivos seguir promoviendo el crecimiento de toda la comunidad educativa en el escenario que nos depare el futuro.
Si analizamos cómo la pandemia modificó el papel de los profesores, podemos encontrar dos cambios fundamentales: En primer lugar, los docentes tuvieron que cambiar y adaptar pedagógicamente los modelos tradicionales de enseñanza presencial porque no era posible trasladarlos a un entorno de aprendizaje a distancia. Se ha demostrado que la explicación de un contenido y su posterior entrenamiento en una guía de aprendizaje sin la supervisión cercana del profesor, no es una fórmula válida en entornos remotos o híbridos. Y, en segundo lugar, tuvieron que recalibrar los tiempos que antes dedicaban exclusivamente a labores de enseñanza, dedicando mayores esfuerzos en conseguir el compromiso de los estudiantes por medio del seguimiento y acompañamiento; junto con un aumento significativo de tareas administrativas e incluso de asistencia técnica en muchos casos.
Pero, ¿qué cambios deberíamos promover en el futuro próximo? La principal tarea de los equipos directivos será mostrar un norte claro a sus equipos docentes, y para ello deberán incidir en las tareas para los que estos aún no están preparados. En primer lugar, será importante promover el incremento del modelo de aprendizaje híbrido, incluso en un ecosistema totalmente presencial. Aumentar la comprensión del uso de herramientas digitales en los profesores, redundará en un mayor fomento del debate y la práctica guiada con sus alumnos en forma presencial, desplazando para momentos de asincronía las labores en las que el docente no aporta especial valor en su interacción. En segundo lugar, habrá que redefinir el papel del profesor, dando mayor protagonismo al trabajo de los estudiantes. El profesor se convertirá entonces en el facilitador o guía para adquirir y elegir entre las diferentes fuentes de contenido que están al alcance de los estudiantes. En este contexto, la tecnología debe actuar como facilitador de estas funciones, y en ningún caso debe convertirse en un problema más a sumar en la actividad docente.
La tecnología ha llegado para quedarse. En la actualidad, los establecimientos escolares deberían contar con una plataforma LMS (Learning Management System) que les permita la posibilidad de generar un aprendizaje constante y actualizado, guiado por el profesor y facilitando la interacción entre toda la comunidad educativa. Incluso si la actividad del establecimiento es totalmente presencial, estas plataformas permiten que un estudiante que no pueda asistir a clases durante un periodo de tiempo, pueda continuar con el seguimiento “normal” de la actividad del curso sin perder valiosos días, semanas o incluso meses.
Durante la pandemia se ha hablado y debatido mucho acerca de la redefinición del perfil docente, pero no tanto de la necesidad de la redefinición de los equipos directivos. El rol del directivo es clave para que se pueda producir cualquier cambio dentro del ecosistema escolar.
No olvidemos cuales deberían ser las principales funcionales de cualquier directivo que tiene un equipo humano a su cargo:
- Desarrollar e implementar la misión de la institución.
- Velar por el mantenimiento de la visión de la institución.
- Transmitir las metas y objetivos de la institución a las personas.
Los directivos son los actores clave para coordinar la vida de toda institución educativa, en sus manos está el rumbo y la visión de la escuela. Además, son los encargados de promover el desarrollo de las capacidades de los docentes, el trabajo colaborativo, y generar las condiciones de un buen clima institucional. El directivo de un establecimiento escolar debe ofrecer los lineamientos para que todo ocurra en la institución utilizando las herramientas que tiene a su alcance. Tomando como ejemplo las pautas de la Evaluación de Desempeño Profesional Docente, el equipo directivo es el encargado de decidir sobre:
- Asignación de horas no lectivas para la reflexión entre pares sobre aquellos aspectos de la práctica abordados en el Portafolio.
- Compatibilizar las necesidades e intereses de su comunidad con las oportunidades para desarrollar trabajos colaborativos.
- Realizar observaciones de aula a docentes y/o educadoras en evaluación para retroalimentar fortalezas y debilidades
Si analizamos con atención y le damos sentido a estos tres puntos, nos daremos cuenta que cumpliendo estas directrices que entrega el Mineduc, estaríamos reforzando los focos más importantes: incrementar el aprendizaje híbrido y redefinir el papel del profesor. Tenemos al alcance de la mano conseguirlo utilizando las herramientas de base que nos brinda la administración educativa sin la incertidumbre de acciones fuera de nuestra responsabilidad. Con una reflexión y seguimiento completo de estas sencillas tareas, ya se puede marcar el “ADN” que queremos impulsar en nuestra institución educativa.
El perfil docente cambiará en la medida que el equipo directivo sea capaz de impulsar ese cambio. Para ello el equipo directivo debe tener visión a largo plazo sobre qué espera de la institución en el momento actual y en el futuro.
¿Qué nos traerá el próximo curso escolar?
Hacia la digitalización total: si en los dos últimos años escolares la tecnología ya se ha convertido en un actor principal dentro de los colegios, para el 2022 esto será una obviedad infranqueable. ¿A qué tendencias y proyectos tendremos que poner foco en 2022?
El primer gran proyecto del que seguro hablaremos mucho en el próximo año escolar será el Libro de Clases Digital. Dentro del marco del plan «Todos al Aula«, el Ministerio de Educación impulsa el uso del Libro de Clases Digital, sustituyendo a los históricos libros en papel que encontrábamos en todos los establecimientos escolares, “este proyecto debe permitir a los establecimientos dedicar más tiempo a labores pedagógicas”, dice el Mineduc. Sin embargo, es importante ser conscientes que esto no implica únicamente un cambio del papel al uso de una plataforma tecnológica, sino que es un proyecto que conlleva cambios profundos dentro de un establecimiento, y que solo será posible llevarlo adelante con un liderazgo claro de los equipos directivos.
Como equipo técnico se enfrentarán a una primera decisión: elegir la plataforma de Libro de Clases Digital más adecuada a su proyecto educativo. ¿Por qué es importante esta decisión? Porque lo “obligatorio” lo incluirán todas las plataformas, pero será una oportunidad encontrar el valor añadido de estas que mejor se adapte a su visión de futuro, aprovechando este gran cambio para construir un ecosistema de metadatos que permita explotar la información para una mejor toma de decisiones, construir una buena base de conocimiento, y consolidar una sólida comunicación entre los apoderados y la comunidad educativa acorde a la visión de proyecto educativo.
Migración a filosofía Cloud: la escuela en la nube ya es una realidad. En un año en que tuvimos que trabajar fuera de nuestro entorno habitual, todas las organizaciones sintieron la urgencia de migrar a la nube, evitando almacenar la información únicamente en un lugar físico o software que no estuviese 100% accesible desde cualquier punto. Este 2022 debemos disponer de una escuela que esté accesible desde todo lugar y preparada para cualquier contingencia que nos depare el futuro.
Analítica y minería de datos: hoy en día toda organización, por pequeña que sea, tiene que operar en base a datos:normativos, cualitativos, de proceso, entre otros, tanto los generados por la propia organización como de manera externa, pues todos ayudarán a una mejor toma de decisiones. Será imprescindible saber convertir estos datos en información útil para la organización y debemos prepararnos para trabajar con mucha información y utilizarla en nuestro beneficio y el de nuestros estudiantes.
Soluciones de colaboración: durante el confinamiento fuimos testigos de un crecimiento sin igual de distintas plataformas para la comunicación y colaboración entre profesores y estudiantes, que se convirtieron en herramientas esenciales para el teletrabajo y la interacción a distancia. Ya conocíamos las ventajas de la cooperación en el proceso de aprendizaje, pero hoy tenemos la certeza de que la tecnología puede incrementar y hacer exponencial estas metodologías al permitir que la colaboración se pueda realizar de forma síncrona o asíncrona y desde cualquier lugar, generando y fomentando las zonas de desarrollo próximo de nuestros estudiantes.
Adicionalmente a estos grandes proyectos que serán foco este 2022, deberemos estar atentos y comenzar a comprender otras soluciones que nos llegarán dentro de no tan largo plazo…
Inteligencia artificial: la inteligencia artificial en la educación permite entender mejor el perfil de los estudiantes y sus necesidades. Gracias a esto, es posible crear planes e itinerarios de actividades educativas personalizados, eficientes e innovadores que posibiliten a los estudiantes a aprender de manera práctica y teórica al mismo tiempo.
El docente tiene cada vez más cerca la realidad de contar con un asistente virtual. Un auxiliar pedagógico inteligente, basado en un chatbot, por ejemplo, que contribuya a resolver gran parte de las inquietudes de los estudiantes sin la intervención constante del docente en los procesos de resolución de dudas.
Otra de las ventajas de la inteligencia artificial es poder comparar y analizar el progreso académico de cada estudiante de manera personalizada. Esta herramienta es capaz, incluso, de crear un patrón de comportamiento a nivel de conocimiento, así como una curva de aprendizaje adaptada a cada estudiante en función de las respuestas que cada uno dé en las pruebas de diagnóstico y progreso académico. Por último, este sistema permitirá adecuar el aprendizaje de los estudiantes, al entregar recursos educativos adaptados a las necesidades individuales de cada uno y al feedback obtenido en cada interacción.
Realidad Virtual: se ha hablado bastante sobre la realidad virtual en la educación en el pasado, pero esta tecnología no ha tenido mucha penetración en las aulas. El videojuego Minecraft, por ejemplo, se ha utilizado de forma exitosa para la construcción de aprendizaje basado en proyectos, por la potencia de inmersión que permite a los estudiantes en los objetivos de aprendizaje abordados. Facebook ha sido quien ha estado agitando el avispero de la realidad virtual este último año, incluso cambió su denominación comercial a «Meta». La compañía anunció que invertirá más de 10.000 millones de dólares en la creación de un metaverso: universo virtual para interactuar con otros mediante el uso de dispositivos de realidad virtual. Inicialmente serán herramientas que llegarán al entorno personal y de ocio, pero de forma acelerada se crearán usos educativos interesantes, como el entrenamiento en entornos de laboratorios virtuales, esto es, hacer recorridos virtuales e inmersivos por cualquier época histórica o espacio difícilmente accesible para nuestros estudiantes, además de muchas otras aplicaciones que hoy son difíciles de imaginar.
La pandemia nos tomó desprevenidos en el uso de las TICs como herramientas de gestión y comunicación, preparémonos para que no nos pase lo mismo con el crecimiento y adopción del metaverso. Y aunque estoy completamente seguro que a muchos nos aterra la imagen de niños conectados a dispositivos de realidad virtual, y que nos parece que estas tecnologías tardarán mucho en llegar a nuestras escuelas, la pandemia nos demostró que la adopción de tecnología avanza a una velocidad difícil de manejar. Ahora, más que nunca, tenemos que estar preparados para mirar “más allá” y conocer las tendencias que se están manejando en tecnología, es nuestra responsabilidad estar preparados para el momento en que estas estén en su momento ideal de madurez para adoptarlas en nuestros establecimientos educativos.
Así que para terminar con esta reflexión, les dejo a ustedes la respuesta con la que comenzaba este artículo: Tecnología Educativa post pandemia: ¿Moda o Necesidad?